La tarde es deliciosa. Tras un largo día de calor, una leve brisa
refresca el ambiente. Sentado en un banco del parque, disfruto a solas y
en silencio de un momento casi perfecto.
El cuerpo de la niña se estrella a mi lado con su característico ruido de fruta madura. Miro hacia arriba. El segundo cuerpo —el de un niño esta vez— cae unos instantes más tarde, a pocos metros del banco. Después cae otro, y otro más. La tormenta ha empezado.
El cuerpo de la niña se estrella a mi lado con su característico ruido de fruta madura. Miro hacia arriba. El segundo cuerpo —el de un niño esta vez— cae unos instantes más tarde, a pocos metros del banco. Después cae otro, y otro más. La tormenta ha empezado.
* No las tengo todas conmigo en que este texto sea un microrrelato. En cualquier caso es una imagen perturbadora, poderosa.
En "Distorsiones" publicado por Páginas de Espuma.
Perturbador, hasta incómodo. En cuanto a lo que indicas en tu nota liminar, tengo mi opinión, pero no inicio debate contigo , que luego me ganas ;)
ResponderEliminarEscalofríos y temblores, es lo que siento. Es una imagen poderosa porque es perfecta.
ResponderEliminarSaludos.
Yo por mi parte me mojo. Creo que se trata de un microrrelato, y en mi opinión muy bueno, pues recrea una imagen idílica y su posterior ruptura; lo cual no deja indiferente al lector. Es un microrrelato pues posee inicio, nudo y desenlace; en definitiva que cuenta una historia. Más el añadido de una sorpresa final que rompe el descanso en un Locus amoenus; el ficticio y el de microrrelato.
ResponderEliminarEl texto me encanta, César, por eso lo cuelgo. Mi duda viene de que, según los teóricos, cosa que yo no soy, para que haya narración ha de ocurrirle algo a alguien, plantearle una disyuntiva y generar un cambio en él, por mínimo que sea. De ahí mis dudas.
ResponderEliminarEste texto demuestra la flexibilidad que no banalidad del microrrelato.
ResponderEliminarEs uno de los microrrelatos incluidos en Distorsiones que más me gustan junto con Celebración familiar.
Y ya de paso diré que creo que David Roas demuestra más pericia y saber hacer con los microrrelatos que con los relatos, género en el que le falta algo de pulso narrativo (y los finales fallan o en algunos textos la extensión es excesiva para lo que se quería decir en realidad) en mi humilde opinión.
Muxuk!
Estoy de acuerdoacuerdo, es una imagen perturbadora pero inspiradora a la vez . Estoy agradecida porque me ayudo mucho a hacer un deber del colegio.
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