29 septiembre 2010

Huelga general

20 septiembre 2010

Sebastian's Voodoo

06 septiembre 2010

Trinos

Es domingo. Pese al cartel, logro que el viejo del parque me venda uno de sus jilgueros. Es un regalo para el abuelo. Creo que le hará compañía, que llenará la casa de sonidos diferentes de los carraspeos constantes y los aires incontenidos. Tres días después, el abuelo muere. De viejo, dicen.
Sé que parece una locura, pero unos días más tarde, para confirmar la duda que, disfrazada de certeza, se ha apoderado de mí, compro otro pájaro al viejo, otro jilguero, blanco y negro, con vetas amarillas y careta rojiza, como el que regalé al abuelo días antes  y se lo doy al vecino del primero, un ser odioso que no puede ocultar su sorpresa y cuya muerte no me hará sentir especialmente mal si son ciertas mis sospechas. No ha pasado ni día y medio cuando el del primero cae fulminado sin que medie enfermedad conocida. De viejo no, oigo que dicen.
Tardo en decidirme pero, al fin, regreso al parque, quiero comprar otro jilguero al mismo viejo que me vendió los anteriores. Negro y blanco, con sus vetas amarillas, careta rojiza. No sólo es el pájaro más hermoso  que he visto nunca sino que su canto hace estremecerse a los muertos. El jilguero trina, engarzando notas en los barrotes de la jaula como si fueran un pentagrama  y todo el mundo se detiene a escucharlo, a admirarlo. El viejo coge la jaula y me la entrega. Alargo la mano libre con el dinero pero el viejo me muestra la palma de su mano derecha, deteniéndome,  mientras niega con la cabeza, con los ojos cerrados.

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