29 marzo 2010

Próxima estación, Penitents

¡Imbéciles!
Mira a la parejita que se le ha sentado enfrente, en el metro, y no puede evitarlo. Con las manos en el regazo los observa y adivina sufrimiento en las caricias torpes, anticipa dolor donde ahora sólo hay goce y placer.
La pareja comienza a sentirse incómoda, observada, y el chico está a punto de decir algo, pero ella lo frena, quiere una tarde tranquila. 
El hombre se apoya en el asiento para levantarse. Sólo entonces separa las manos. Sólo entonces, los chicos, ven con asco que le falta el dedo anular de la mano derecha.

03 marzo 2010

Descreados

Casi lo había olvidado. Debe de ser por la impresión que me causó la muerte del último hombre en la Tierra. Yo no tuve nada que ver. Los siguientes días se extinguieron los animales, los peces, las aves hasta que el planeta quedó desierto. El sol y la luna se vieron inmersos en un eterno eclipse que sumió todo en la más absoluta oscuridad. Mañana, jueves, acabaré con la vegetación, total para qué, para quién. Así que sólo me quedará hacer barro con la tierra y el agua y, el sábado, fundiré la noche con el día. El domingo te dejaré mi sitio, Jesús, hijo mío.

01 marzo 2010

Motivación

Bicho gafoso de mierda, le dije. Entonces me miré en los cristales de sus anteojos y vi al cucaracha, como me decían entonces por ir siempre vestido de negro. Vi mis dientes torcidos y recordé a los niños llamándome tiburón y huyendo de mi lado como si temieran que los fuera a devorar allí mismo. Vi mis brazos largos, mis piernas arqueadas y recordé cómo me decían maguila gorila. 
Pero, al fin, era yo el que tenía cogido al bicho de la pechera y no podía echarme atrás. Porque si lo hacía a la cucaracha, el tiburón y maguila tendría que añadir el gallina.

*Otro de tantos intentos fallidos. No es fácil llegar a la final en este concurso, pero por probar que no quede.

El primo Carlos

Además me voy a chivar a mis padres, digo. El primo Carlos es el mejor del mundo. Sabe los juegos más divertidos y me encanta ir a su casa, sobre todo cuando no están sus papás y podemos jugar al escondite, al balón en el pasillo y saltar sobre las camas. Los tíos son muy buenos pero se enfadan si gritamos mucho y hacemos ruido, más cuando el tío Fran está viendo la peli del oeste.
Hoy el primo Carlos se ha inventado un juego nuevo. Yo estoy enferma y él me cura. Pero me ha hecho daño ahí abajo.

*Lo cierto es que nunca albergué muchas esperanzas de que "El primo Carlos" pudiera ser del gusto del jurado, pero lo escribí, y aquí os lo dejo.

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