Son las doce horas, un minuto y quince segundos y la grieta
ha dejado de crecer. Recorre la calle Mayor a lo largo de más de ochenta metros
y ha alcanzado en algunos puntos hasta setenta centímetros de anchura lo que la
ha convertido en un riesgo evidente. El alcalde ha decidido establecer un
perímetro de seguridad y para ello colocará un vallado y pedirá voluntarios
para la vigilancia. Yo mismo supervisaré las acciones y no dudaré ni un
segundo, si la situación lo requiere, en golpear con una pala la cabeza de los
insurgentes del abismo cuando intenten subir al pueblo.
Me gusta el micro en sí, Jesus; pero me encanta el silencio que queda después. Y espero que se me entienda: es ese tipo de silencios que los niños emplean para mearse en los pantalones y que nos permiten oír el habitual tiritar de las dentaduras de nuestros abuelos. A partir de ahí ya no me atrevo a hablar.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo,
PABLO GONZ
PD.: Por si acaso, propongo que este micro se divulgue para conocimiento de los indignados de España y del resto de Europa y de Estados Unidos, etc.
Muy bueno, Jesús. Yo también había pensado en una metáfora del descontento que asoma por doquier. La imagen de la pala del narrador golpeando las cabezas dice mucho de hasta qué punto un ser corriente puede sentirse identificado con el establishment.
ResponderEliminar¿Dónde dan las palas?, para apuntarme.¿Es que este hombre no se cansará nunca de sorprendernos con sus micros? Yo no pienso cansarme de leerlos.
ResponderEliminarEspléndido, Jesus.
ResponderEliminarLa grieta como metáfora imparable, y la pala como único recurso ridículo y patético del poder. Para mí, impecable.
Abrazos
Buenísimo Jesús, me encantan estos micros donde la palabra se pone al servicio de la imagen, esa gente vigilando la grieta por la que pueden venir a invadir el pueblo es...sublime. Felicidades, no sé lo que escogerán en ReC pero este micro es de 10.
ResponderEliminarQué buena metáfora! Si es que hay que tener cuidado con todas las grietas.
ResponderEliminarBesos al doctor.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarJesus, a esta hora del día y viniendo de una Preevaluación de Bachillerato, lamento no poder dejarte un comentario que esté a la altura de este micro soberbio. Suscribo a mis antecesores y reincido en la fuerza arrolladora de la imagen de las cabezas asomando y el vigilante esgrimiendo la pala. Siempre lo comenta Rosana: las imágenes dan vida a los micros y estimulan la retina. Y lo que decimos siempre: el logro es dar con la fórmula, no, quedar seleccionado, aunque lo segundo nos hinche más el ego, claro.
ResponderEliminarEnhorabuena, ESCRITOR. Un abrazo.
Muchas gracias. Genial. Felicidades!!!
ResponderEliminarEs curioso, a mí no se me ha ocurrido, de entrada, identificarlo con el descontento general sino con la grieta que atraviesa un pueblo de Tarragona. Claro que una cosa lleva a la otra y tu micro lo hace genialmente, dando lugar a una soberbia metáfora. Enhorabuena por estar siempre con la chispa en la punta del lápiz, es genial.
ResponderEliminarAbrazos fuertes.
Hola por casualidad me tope con tu pagina, y vi que también participas como yo en el concurso de micro relatos. Lo he leído, y me parece que has sabia salio muy airoso de esa frase tan peculiar en hora buena. ti te apetece ver mis relato te dejo mi dirección, un placer http://todoactivo.blogspot.com/
ResponderEliminarManuel .cas
Tiene razón Ivan en todo. Y no me había dado cuenta hasta leerlo de la importancia que doy a las imágenes en un texto, es verdad, hacen que se fije en la memoria. Y es verdad, aunque suene a consuelo no lo es (bien lo sabes): el trabajo bien hecho es lo importante y lo que queda.
ResponderEliminarMuxuk
Lo que tiene estar en medio es que no formas parte de nada. ¿Qué harán cuando suelten las palas?
ResponderEliminarEl cuento me parece de los más didáctico. El sistema siempre ha tenido grietas. Metiéndose en las grietas era posible resistir incluso en la Dictadura, en los tiempos más feroces, cuando la ultraderecha, por ejemplo, daba palizas en la universidad... Frente a aquellos que predicaban que sólo una transformación radical permitiría cambiar las cosas, están las hormiguitas que se meten por todos lados y hacen un trabajo de eso, de hormiguitas... (Teoría de la reproducción vs. teoría de la resistencia). Me parece que me he pasado... Enhorabuena, Jesús.
ResponderEliminarPlas plas plas
ResponderEliminarEstá claro que más allá de ser seleccionado lo bueno del concurso es que nos dejan micros como el tuyo, con tu permiso me lo guardo.
Un saludo indio
Hago mías las palabras de Agus. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarp.d. Te enlazo a mi blog de lecturas, en el que, como verás,compartimos plantilla.
Muchas gracias a todos por la visita y vuestra generosidad en los comentarios. Así, desde luego, da gusto.
ResponderEliminarAbrazos
PD. Me paso por tu blog, Antonio (Tello).
A mí, más que el tema de los insurgentes y el poder, me ha gustado el que en tan pocas líneas nos hayas hecho creer (a mí al menos) que las medidas de seguridad se habían tomado para que los vecinos no cayesen en la grieta para luego darle un giro absoluto a esa creencia. Excelente. He dicho.
ResponderEliminarPor ahí iba la idea, David, coser la historia con dos hilos. Por un lado la que dices, crear una intriga con sorpresa final, el peligro no es que alguien caiga sino que alguien suba. Por otro lado la crítica social en un mundo en el que todos nos sentimos agredidos y asustados por los de debajo, no sea que algún día nos saquen de nuestro sitio.
ResponderEliminarGracias a todos por la visita y los comentarios.