Me sacude papá del hombro, con fuerza. Va a llover,
corre, me dice, va a llover. Y sale de mi dormitorio murmurando, víste…
depri… o n… vam… a ll…ar.
Me incorporo y me quedo sentado en el borde de la cama,
tanteando el suelo con los pies en busca de las zapatillas, con la pausa de la
costumbre y la resignación. Y papá aparece en el umbral de la puerta con un
abrigo sobre el pijama y unas botas sin atar con el pantalón medio metido por
dentro, moviendo las piernas como si necesitara ir al baño.
Nordeste, han dicho nordeste, corre, me coge de la
manga, vamos al huerto.
¿Qué crees, que no lo he intentado? Sólo hay un modo de
que se calme y se duerma: seguirle la corriente, dejar que la lluvia lo empape
hasta los huesos y acompañarlo, después, a la cama.
En el huerto, mirando hacia el nordeste, esperamos
mientras el aire húmedo de la noche presagia lluvia. Y papá aguza el oído, como
tantas otras noches, atento como un perro con las orejas tiesas. Durante unos
segundos la oye anunciarse fresca y blanda, achica los ojos para ver en la
oscuridad y sonríe, media sonrisa de felicidad y media sonrisa de tristeza,
hasta que la primera gota golpea su frente y lo cojo de la mano, ¿la has
visto?, me pregunta, ¿la has visto?, sigue, sin dejarme responder, y tiro de él para llevarlo a la
casa, pero él se resiste, cierra los ojos con fuerza intentando no olvidar
nada.
Magnífico Jesus. La historia, con sus luces y sombras, con las sonrisas mitad de felicidad y de tristeza. Con esa delicadeza del hijo, que le permite disfrutar de esa lluvia de los recuerdos.
ResponderEliminarTengo un comentario como miembro de la ABLACC ;) (aún no he puesto mi sello, cachis!).
Cuando el protagonista se dirige al lector o a esa segunda persona desconocida, se me ocurren un par de posibilidades de la misma pregunta pero uno de los "que" llevaría tilde y en el otro caso no.
O bien: ¿Qué crees? ¿que no lo he intentado?, o ¿Qué crees, que no lo he intentado? aquí cumple su función interrogativa y llevaría tilde, pero si pones "¿que crees que no lo intentado?" como si fuera una completiva (creo, que me corrijan los expertos en teoría please!!), decía que en ese caso se presupone algo así "¿cómo? ¿que (tú) crees que no lo he intentado?" y entonces, si así es como querías que se leyera, no llevaría tilde...
Joper... dime si me he explicado porfa, Jesus, que creo que me estoy liando !! y si crees que tengo razón o me corregís... uff.
En fin, el micro magnífico, aunque el rollo de la tilde me haya llevado un cuarto de hora ;)
Besos
Ejem... con el "cuarto de hora" no estaba midiendo el tiempo del comentario, por cierto, me refería a que me ha ocupado más espacio que mi opinión sobre el micro en sí (que me encantó y me repito)
ResponderEliminarMás besos
Te has explicado perfectamente, Rocío, y tienes toda la razón. Me había comido una coma (valga la redundancia). Gracias por tu comentario y por tu corrección, muy oportuna.
ResponderEliminarBesos
Creo Jesus que esta pieza te define. Si alguien me preguntase cómo escribes, le remitiría a este texto. Estilo, temas, lenguaje, claroscuro, emoción....
ResponderEliminarRealmente es una pieza espléndida. Hay un desvelo desde el inicio que apenas sugiere la historia, que busca la complicidad del lector en la pregunta que lanza el protagonista, y una manera muy efectiva de gestionar la emoción hasta el final, conteniéndola, sin que ésta llegue a desbordarse. Por eso la pieza hace temblar, porque dejas que el lector la termine.
Un detalle, muy personal, al que le doy vueltas es la pregunta. Y aunque no estoy seguro, no sé si la separaría del resto, comenzando otro párrafo con "Sólo hay un modo de...". Te lo digo porque quizá ese espacio en blanco podría incidir en el tiempo de respuesta tanto del protagonista como del propio lector. Y por ahí se colaría la elipsis y dejarías un punto de fuga. Pero es, insisto, un detalle de estilo personalísimo.
Abrazos.
Estilo Jesús en toda regla. Tono de melancolía por todos los poros, contrastes bien definidos, preguntas que envuelven y hacen participe al lector...
ResponderEliminarCreo que después de "¿Qué crees, que no lo he intentado?" pondría punto y aparte. De esta manera, esa pausa, reforzaría el sentimiento de impotencia que sufre el protagonista.
Muy bueno Jesús.
Un saludo indio
Pues no tenéis mal ojo, Agus y David, porque la edición ha sido lo que más quebraderos de cabeza me ha dado. Al principio no separé los párrafos y me pareció que podía quedar un poco confuso. La interpelación que le hace el narrador al lector fue el que más dudas me produjo, incluso dudé si eliminarlo. Pensaré en vuestras ideas, muchas gracias por dármelas.
ResponderEliminarAbrazos
Abrazos
Esa lluvia que cala al padre y al hijo a un tiempo rezuma toda la melancolía de su búsqueda conjunta. Eres un gran creador de atmósferas. Coincido con los demás en que se trata de una pieza Esnaola 100%. Imposible acallar luego el interrogante de a quién ha visto...
ResponderEliminarBesos
Cautiva ese tono de melancólica comprensión por parte del hijo, la aceptación rutinaria, sin protestas. Conmueve la lealtad a la tortura del otro.
ResponderEliminarUn micro de ausencias, también. Lleno de imágenes inolvidables como el final abierto, con la pregunta inquietante que destaca Gemma.
Muy Jesus.
Abrazos.
Me quedo sin palabras, cuando te leo, mi querido doctor...Solo te hablo desde mi sitio de la emoción, no del estilo o de la forma, que de eso nada se. Un relato hermoso y esa lluvia recurrente de recuerdos que se miran...
ResponderEliminarUn abrazo
BB
Visito por primera vez tu blog. Déjame por ahora disfrutar, criticar se me da peor, sobre todo si el texto es emotivo y perfecto. Un saludo. MAR HORNO.
ResponderEliminarClaro, Mar, sólo faltaba. Lo de la crítica es una invitación, no una exigencia.
ResponderEliminarGracias por venir.
Besos
Maestro, tienes algo al relatar lo anormal que lo convierte en cotidiano que engancha. O a lo mejor es al revés. Pero engancha lo mismo.
ResponderEliminarPor ello te felicito aunque tampoco entiendo la elección del título. ¡Creo que me obsesionan tus títulos tan concisos! ;-)
Un abrazo,
D.
No cabe duda que este texto correponde de una forma pura a tu registro narrativo, Jesús.
ResponderEliminarUna pieza digna de ser destacada y aunque yo desee llegar a la crítica constructiva, si tiene algún matiz al que sacarle punta, yo no lo encuentro.
Por motivos personales, me siento muy cerca de tu personaje y eso me hace perder perspectiva.
Mi querido Jesús.
ResponderEliminarComo hasta ahora no te había visitado, poco puedo decir sobre si este relato te singulariza, en cuanto al retrato de tu estilo literario. Siendo mi primera vez aquí, no esperes de mí crítica alguna. Así que me limitaré a decir que me ha gustado mucho. ¿Te vale?
Raúl
El alma difusa
Gemma, Susana, América me alegro mucho de que os haya gustado. Espero que eso que decís todos de lo identificable de mi estilo no signifique que comienzo a repetirme, que podría ser.
ResponderEliminarAy los títulos, David, es verdad que no solemos coincidir en eso. Seguro que el fallo es mío.
Gracias por pasarte, Pedro, espero que tu situación personal mejore.
Me vale, Raúl, vaya que si me vale. Sólo verte por aquí me vale ya.
Gracias a todos, majas y majos.
Tú sí que eres un monstruo!! Cada día dejas ver más tus facetas interiores, tu lado oscuro y también el luminoso, acada día tienes más voz propia y más estilo. Te felicito, eres muy pero muy bueno y logras conmover. Sombrero!!
ResponderEliminarMe gusta. ¿Razones? Más bien una razón: la de siempre, el relato contiene un vértigo espectacular. Vengo aquí a leer como quien va a la Montaña Rusa: un vicio.
ResponderEliminarAbrazo,
P
Muchas gracias Norberto, Pablo. Es un honor oír eso de dos escritores de los que aún tengo mucho que aprender.
ResponderEliminarAbrazos
Un relato donde la ternura la pone la voz del narrador, y esas frases entrecortadas del padre, como de niño chico cargado de ilusiones, donde solo hay desesperanza y nostalgia.
ResponderEliminarUn placer...
Hola guapo, cada vez me cuesta más dejarte un comentario, después de leer a tus seguidores, me resultan tan simples mis palabras... pero aunque no entiendo mucho, siempre he tenido buen gusto, así que te diré que me ha encantado, me ha emocionado, y me gusta como me conduces durante todo el relato, y como en muchas ocasiones, me remueves algo por dentro. Eres genial. Muxuk
ResponderEliminarEs difícil opinar cuando un texto emociona como lo hace este. Y me quedo con algo sencillo: es un micro que tiene “sustancia” para permanecer en la memoria, para mí eso es un buen trabajo.
ResponderEliminarBesitos
Desesperanza, nostalgia y los recuerdos que a veces trae la lluvia, Alberto. Me alegro de que te haya gustado. Gracias.
ResponderEliminarAbrazos
Me hizo pensar en lo que haríamos por vivir los recuerdos que tenemos atesorados, yo quisiera tener mi lluvia para empaparme de algunas cosas que ya pasaron y no volveran. Las críticas serán otro día...
ResponderEliminarCarolina Rangel
Es suficiente si solamente digo: " me gusta " ?.
ResponderEliminarPor estos andurriales se teje fino, eh ?
La lluvia es un elemento que funciona siempre en los relatos tristes, multiplica el efecto de tristeza por diez, a en este texto te funciona a la perfección, triste y oscuro, pero bello. Eso sí, hay un párrafo que me saca de la narración, porque cambias a la segunda persona y ya no la vuelves a usar, el párrafo de "Qué crees, que no lo he intentado...? Eso sí, tiene mucha fuerza aquí la segunda persona, tanta, que si todo el texto estuviera en segunda persona ganaría fuerza pero perdería lirismo, porque tendría que prescindir de las descripciones de lluvia.
ResponderEliminarJesús, comentar hoy es como el que llega tarde a la boda, pero intentaremos no repetir. Los que hemos tenido la suerte de escucharte leemos tus relatos con tu voz, con tus gestos y eso los multiplica.
ResponderEliminarDesde el primer día me seduce esa magia que tienen, ese vocabulario que es tierra, lluvia, agua, barro, génesis...
Destaco el aire de melancolía, el determinismo del hijo ante el progenitor. Y ese final abierto, ¿qué ve? siempre vemos lo mismo, la memoria, los recuerdos, el olvido, la puta vida y la puta muerte.
Lo demás ya está dicho,
Un abrazo
Parece que te metiste en mi cabeza y viste mis dudas, Manu. Las citas con precisión: dudé si incluir esa interpelación al lector, también pensé que podía sacar demasiado del tema, es un inciso y al escribir microrrelato el inciso está prohibido. Sin embargo, pese a todo, creo que así es como más me acerco a decir lo que quería, me arriesgué a hacer algo que no se debe hacer, a ver qué salí. No eres el único que se ha parado a comentar ese párrafo y creo que choca. Aún no he decidido si funciona.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasaros Elysa, Carolina, anónimo, Xavi, es un placer veros por aquí.
Eva, me encanta que te pases por aquí, hermanita, y di lo que quieras (a mí me importa).
Abrazos
Hablando de conmover... Creo que esa es una cualidad de muchos de tus textos. Que pasan de puntilas por emociones y situaciones reconocibles y por eso conmueven, por no caer en la sensibleria vana.
ResponderEliminarLo único que no me convence, es la referencia en segunda persona, y no es porque no me guste que me parece un narrador arriesgado y que me gusta usar fuera de lo que establecen los cánones, pero aquí no me convence o no me suena, o me saca de la historia, por un breve momento eso sí, antes de regresar.
Muxuk
Sí, Rosana, no eres la única que cree que ese parrafito no le sienta bien al micro. Ya os contaré cuando decida qué hacer.
ResponderEliminarMuxuK!
Yo sí que llego tarde.
ResponderEliminarA mi me gusta el título, pienso en lo evocador de la lluvia que al padre le trae imágenes perdidas, que es la única manera de recuperarlas.
En la primera lectura me he quedado con muchas incógnitas, veo que es común y que las puedo rellenar a mi antojo (como debe ser). Eso me gusta, la lluvia que trae recuerdos.
Jesus, en caso de que te pienses lo del párrafo en segunda persona, no quites la segunda parte... tras el interrogante, que me parece precioso ese empaparse hasta los huesos.
Si tengo que poner un pero, una frase que me ha dejado enganchada dándole vueltas es la primera, el orden, el papa en mitad de frase... pero es personal, seguro que tiene su finalidad.
Un abrazo
Un relato con luces y sombras. Bello y humano, muy humano...
ResponderEliminarSaludos al doctor, Jesus.