El
nivel del agua llega hasta las rodillas de los niños que juegan al fútbol en la
plaza con naranjas caídas de los árboles. Alcanza el nivel del agua las barbas
del abuelo, enredadas en el humo espeso, gris, que nace en la cazoleta de la
pipa que ya fuera de su padre y forma columnas inverosímiles que se elevan como
un recuerdo olvidado. Sube el agua, su nivel, por las escaleras del
ayuntamiento en un fluir contra natura que sumerge al alcalde, ya ahogado en
pena, derrotado por el progreso, incapaz de detener la construcción de la
presa.
Cubre
el agua, siempre el agua, la torre de la iglesia cuya campana, mecida por la
corriente, esculpe ondas en la superficie con sus leves, sordos tañidos.
Recupero este texto hoy, que me acuerdo de mis paisanos guipuzcoanos, inundados.
ResponderEliminarJesús, precioso micro. En este mundo que nos ha tocado vivir suben las aguas, siempre, y en ella naufragan los sueños de la gente, los recuerdos y el agua sube y ahoga siempre a los mismos.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Genial la imagen de la campana tañendo en el agua.
ResponderEliminarCreo que recuerdo este micro. Esos pueblos parados en el tiempo, bajo el agua, todavía recuerdan a los niños, los viejos, el humo y las campanas... ¿sonarán sordas las campanas bajo el agua?
ResponderEliminarMe sigue gustando y ánimo a los guipuzcoanos
En cuanto lo he empezado a leer me han venido a la mente las imágenes que hemos podido ver estos días, con la desesperación de aquellos que se quedan sin hogar por unos días, y después con un hogar destrozado. Me han gustado mucho tus niveles, y, como ya te han dicho, esa campaña tañendo bajo el agua es una imagen muy sugerente. Abrazos.
ResponderEliminarEnvuelta en la angustia que me produce tu relato, me dejo seducir por tu palabra, cadenciosa, bella y sigo tras ella, mesmerizada, en pos del flautista de Hamelin.
ResponderEliminarUn abrazo, Jesús
BB
Excelente microrrelato Jesús, el último párrafo es magistral.
ResponderEliminarSaludos
Te dejé un mensaje esta mañana pero al blogger no le apetecía dejarlo vaya!!!
ResponderEliminarTe decía que me acordaba de este micro tan bueno y que con la relectura no ha hecho sino ganar como los buenos vinos.
Abrazo
Es cierto lo que dice Rosana. Un micro siempre mide sus fuerzas contra el tiempo y este está ganando. Me encanta la textura y las frases cíclicas, ya lo sabes. Un placer volver a degustarlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Malditas presas. La de vueltas que tienen que dar los arrieros. Las conejeras inundadas. Los árboles enguachisnados. La luz eléctrica, tan fría, tan omnipresente, que ciega las constelaciones.
ResponderEliminarMuy bueno. Porque los habitantes de aquellos pueblos inundados quedan realmente un poco allí. El agua se traga todos sus recuerdos.
ResponderEliminarEs muy eficaz. Yo no lo había leído pero me ha gustado mucho.
Me ha gustado mucho y me ha parecido muy apropiado, dado el nivel de las aguas de esta semana.
ResponderEliminarExcelente.
Sería interesante saber que piensan esos mismos personajes cuando se asoman a la orilla del pantano en tiempo de sequía y ven el mundo que vivieron.
Muy bueno Jesús, da una sensación de ahogo mientras lo estás leyendo, excelente!
ResponderEliminarCarolina Rangel