El juez bosteza, lo mira de reojo, cada vez más jóvenes, masculla, y firma la orden.
Todo cambió con el decreto de sostenibilidad humana de junio del 34. El mundo capitalista no pudo superar la crisis generada por la burbuja inmobiliaria de principios de siglo y los dirigentes mundiales, incapaces de equilibrar la recuperación económica con las políticas sociales, fueron sustituidos, primero en las encuestas y luego en las elecciones, por gestores para los que somos poco más que números, cuentas que cuadrar.
Un agente le retira la documentación y le entrega una mochila con uniforme, zapatillas y un pequeño neceser. Hasta el final ha mantenido la esperanza de ser una de las excepciones, sin fortuna. Escucha con atención las instrucciones del juez y se sienta fuera del juzgado a esperar al transporte. Desconoce el destino de este viaje, sólo sabe que nadie regresa. Pide permiso para encender un pitillo.
Todo cambió con el decreto de sostenibilidad humana de junio del 34. El mundo capitalista no pudo superar la crisis generada por la burbuja inmobiliaria de principios de siglo y los dirigentes mundiales, incapaces de equilibrar la recuperación económica con las políticas sociales, fueron sustituidos, primero en las encuestas y luego en las elecciones, por gestores para los que somos poco más que números, cuentas que cuadrar.
Un agente le retira la documentación y le entrega una mochila con uniforme, zapatillas y un pequeño neceser. Hasta el final ha mantenido la esperanza de ser una de las excepciones, sin fortuna. Escucha con atención las instrucciones del juez y se sienta fuera del juzgado a esperar al transporte. Desconoce el destino de este viaje, sólo sabe que nadie regresa. Pide permiso para encender un pitillo.
Exquisita narrativa y fácilmente seleccionable este relato, suerte, besos
ResponderEliminarEs de hace tiempo, Maite, y no, no les gustó. Sniff!
ResponderEliminarBesos para ti también.
Pues esta sostenibilidad da escalofríos por el fúturo que muestra.
ResponderEliminarBesos
Escalofriante futuro.
ResponderEliminarInvítame a un par de dosis de soma, Jesus, que me da bajón pensar en un futuro así... Me gusta el misterio sin desvelar, la incógnita.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un relato muy futurista, como dice Maite, perfectamente seleccionable. Me ha gustado cómo vamos viendo la manera en la que los gestores des-personalizan a las personas. Un abrazo.
ResponderEliminarEn este concurso, y en otros, les gustan más correctos políticamente.
ResponderEliminarUn abrazo
Una radiografía inquietante y precisa de la deshumanización. El cierre vislumbra un punto de fuga que encierra todo el vértigo existencial. Bueno, Jesus.
ResponderEliminarAbrazos.
Sobre este micro se podría fundar una novela. Alguien me sopló por ahí que cuando escribes en presente hay que atarse a la silla. Y tenía razón.
ResponderEliminarAbrazos: sigo leyendo más arriba.
PABLO GONZ
Sin fisuras, ese decreto de sostenibilidad no es un imperio nazi contra el que actuar, es el sistema comiéndose a sí mismo.
ResponderEliminarExcelente, Jesus.
Abrazos
Menudo futuro más siniestro, da escalofrios. Pero como siempre has descrito la situación estupendamente. Qué fácil es imaginarse las historias que cuentas. Me encanta poner cara ha tus personajes. Ja, Ja, ya dirás... Muxuk
ResponderEliminarMe gusta lo abierto del micro, se pueden sacar muchas conclusiones, y cómo está narrado.
ResponderEliminarUn abrazo, Jesus.