Felipe Rey vivió entregado a las palabras, tan dedicado a
sus versos como ignorado por el público. El cáncer de páncreas terminal que le
diagnosticaron a los treinta fue sólo consecuencia del azar que tanto empeño
puso siempre en complicarle la existencia, y lo llevó a preguntarse si
realmente le faltaba tiempo o le sobraba el que aún tenía por delante.
Encontraron su cuerpo ahorcado en la sala de estar con la
lengua asomada a la boca entreabierta. Eso sí, convertido en un poeta maldito e
inmortal.
Este microrrelato toma la idea de una breve y aguda reflexión que hace Felipe Benítez Reyes en su blog "Mercado de Espejismos". Os dejo el enlace para que podáis comprobar lo ladronzuelo que es uno y espero que os quedéis de visita en el blog de Felipe, que merece mucho la pena.
ResponderEliminarhttp://felipe-benitez-reyes.blogspot.com/2011/09/ronda-de-suplementos.html
Hay que ver lo libérrima y suelta que tienes la inspiración. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarUn abrazo
Muy interesante, Jesus. El artículo y la pieza. Me gusta el fondo escéptico que le pones al texto. Y ese humor que pese a todo, se intuye. Supongo que la historia está llena de casos así. Me hiciste pensar en Bolaño.
ResponderEliminarAbrazos.
Y van dos buenas recomendaciones en un día. Estupendo blog.
ResponderEliminarSobre "La burla", me parece impecable cada frase, realmente ebanistería fina. No se me ocurre mejor homenaje a las desordenadas expectativas de grandeza que llevan a algunos a sobrevalorar fama por encima de vida real y cotidiana. Me encanta lo de ese "azar que tanto empeño puso siempre en complicarle la exitencia"; el mismo que al fin y al cabo, le dio lo que quería cuando ya no podía disfrutarlo. Difícil decir tanto en tan pocas frases, Jesus.
Abrazos.
Qué cierto es lo que refleja tu micro. Me gusta la burla que le hace el suicida al destino y a la otra otra muerte que le esperaba, más pequeñoburguesa. Estupendo.
ResponderEliminarMuy bueno, Jesus. A tenor de lo expuesto por Felipe Benitez, la verdad es que la manera de morir influye en cómo se ha vivido y a la inversa. Curiosa reflexión.
ResponderEliminarBesos al doctor.
Inmortal parece ser un adjetivo que sólo la muerte concede. Sí, curioso.
ResponderEliminar¡Qué duda cabe! un buen cáncer y un suicidio espectacular a tiempo, ayudan mucho a la hora de la promoción de la literatura...
ResponderEliminarMuy bueno Je, por cierto, tengo problemas con el blog, antes cuando entraba siempre me aparecía el último micro, pero ahora siempre me aparece el del 14 de septiembre...
ResponderEliminarEste micro es como una especie de biopsia de lo que se esconde en ese "malditismo", en ese menospreciar porque queda mejor. Puñetera necesidad creada que pisotea la probabilidad de que el artista sea normal.
ResponderEliminarDe todas formas, la edad espectacular para morirse es a los 27. Yo creo que esperaré a los 81 y me moriré tres veces.
Abrazos agradecidos
Gabriel