Desgrana
la melodía mientras deambula por el escenario apuntando la trompeta
hacia la tarima, como lo haría un zahorí con su vara en busca de
agua. Se detiene en un lugar concreto y comienza dibujar la
improvisación, una filigrana de escalas, arpegios y acordes donde la
disonancia trabaja por la coherencia. De espaldas al auditorio, la
trompeta comienza a generar un remolino que perfora el suelo y atrae
al público reunido en la sala, lo succiona como un agujero negro que
ni siquiera deja que escapen la luz y el tiempo. Después, durante el
solo de contrabajo, las manecillas de los relojes vuelven a moverse y
todo parece un mal sueño.
Por
si acaso, antes de que retome el tema melódico central, todos huyen
despavoridos sin darse cuenta de que ya no hay ningún lugar a dónde
ir.
A mí me llevas al viaje que puedes emprender en un momento determinado, el éxtasis que sientes ante una determinada música. Nunca regresarás al mismo lugar de partida, algo en tu interior ha cambiado.
ResponderEliminarAblacc: Creo que en "...y comienza A dibujar" te falta la "A". Luego me chocó ese doble "público" tan seguido.
Cierto Ximens, falta la "a". ¡Gracias!
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