Una mañana se levantó y fue a buscar al amigo, al otro lado de la valla. Pero el amigo no estaba, y, cuando volvió, le dijo la madre:
-El amigo se murió.
-Niño, no pienses más en él y busca otros para jugar.
El niño se sentó en el quicio de la puerta, con la cara entre las manos y los codos en las rodillas. «Él volverá», pensó. Porque no podía ser que allí estuviesen las canicas, el camión y la pistola de hojalata, y el reloj aquel que ya no andaba, y el amigo no viniese a buscarlos. Vino la noche, con una estrella muy grande, y el niño no quería entrar a cenar.
-Entra, niño, que llega el frío -dijo la madre.
Pero, en lugar de entrar, el niño se levantó del quicio y se fue en busca del amigo, con las canicas, el camión, la pistola de hojalata y el reloj que no andaba. Al llegar a la cerca, la voz del amigo no le llamó, ni le oyó en el árbol, ni en el pozo. Pasó buscándole toda la noche. Y fue una larga noche casi blanca, que le llenó de polvo el traje y los zapatos. Cuando llegó el sol, el niño, que tenía sueño y sed, estiró los brazos y pensó: «Qué tontos y pequeños son esos juguetes. Y ese reloj que no anda, no sirve para nada». Lo tiró todo al pozo, y volvió a la casa, con mucha hambre. La madre le abrió la puerta, y dijo: «Cuánto ha crecido este niño, Dios mío, cuánto ha crecido». Y le compró un traje de hombre, porque el que llevaba le venía muy corto.
No se me ocurre mejor homenaje a Ana María Matute que reproducir esta maravilla de microrrelato.
ResponderEliminarAbrazos para todos.
Muy bonito Jesus
ResponderEliminarQué bonito... perdió a su amigo y perdió su infancia, todo el mismo día ¿no serían uno mismo?
ResponderEliminarUn abrazo
Ya lo conocía Jesus, cuando lo leí me gustó mucho y ahora lo he podido volver a saborear, me parece un excelente homenaje.
ResponderEliminarNo conocía el cuento, gracias.
ResponderEliminarSin duda Jesus, el mejor homenaje que se le puede hacer a un escritor es leerlo. Merecídisimo Cervantes para una escritora entrañable. Gracias por acercarnos este texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Jesús, un maravilloso texto, un homenaje muy acertado.
ResponderEliminarUn abrazo.
David.
Gracias. LLevo toda la mañana leyendo entrevistas, columnas... y este es el mejor homenaje. De verdad.
ResponderEliminarSaludillos
"Los niños tontos", me encanta ese libro.
ResponderEliminarGrandioso
ResponderEliminarEsta mañana han hablado de este cuento en ReC. Creo que es lo único que he leído de Ana María Matute... Tendré que enmendar este error.
ResponderEliminarUn saludo
:)
Gracias por traernoslo aquí. Una prueba de que han tardado en darle el Premio Cervantes.
ResponderEliminarSaludos.
Maravilloso. Fuerza y ternura. Como escasea esto en la literatura de hoy.
ResponderEliminarNunca había leído a Ana María Matute y me encanta haber podido hacerlo en tu blog, Jesus. Gracias por poner aquí este estupendo texto,
ResponderEliminarPABLO GONZ
Que manera bella de conocer a alguien, muy hermoso, Gracias. CrMg
ResponderEliminarGracias, hermoso.
ResponderEliminarBesos crecidos.
Este cuento es precioso, pero siempre que lo leo me invade una profunda tristeza.
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