Es domingo. Pese al cartel, logro que el viejo del parque me venda uno de sus jilgueros. Es un regalo para el abuelo. Creo que le hará compañía, que llenará la casa de sonidos diferentes de los carraspeos constantes y los aires incontenidos. Tres días después, el abuelo muere. De viejo, dicen.
Sé que parece una locura, pero unos días más tarde, para confirmar la duda que, disfrazada de certeza, se ha apoderado de mí, compro otro pájaro al viejo, otro jilguero, blanco y negro, con vetas amarillas y careta rojiza, como el que regalé al abuelo días antes y se lo doy al vecino del primero, un ser odioso que no puede ocultar su sorpresa y cuya muerte no me hará sentir especialmente mal si son ciertas mis sospechas. No ha pasado ni día y medio cuando el del primero cae fulminado sin que medie enfermedad conocida. De viejo no, oigo que dicen.
Tardo en decidirme pero, al fin, regreso al parque, quiero comprar otro jilguero al mismo viejo que me vendió los anteriores. Negro y blanco, con sus vetas amarillas, careta rojiza. No sólo es el pájaro más hermoso que he visto nunca sino que su canto hace estremecerse a los muertos. El jilguero trina, engarzando notas en los barrotes de la jaula como si fueran un pentagrama y todo el mundo se detiene a escucharlo, a admirarlo. El viejo coge la jaula y me la entrega. Alargo la mano libre con el dinero pero el viejo me muestra la palma de su mano derecha, deteniéndome, mientras niega con la cabeza, con los ojos cerrados.
Un micro brutal Jesus. Qué bien haces la ambientación y la delimitación de los personajes. Me encanta, a pesar de lo inquietante del tema. Un abrazo,
ResponderEliminarGenial, Jesus. La intriga bien llevada hasta el final, que es fulminante. Muy bueno, está todo en su sitio. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estuvo bien, Jesus. Me gustó como cerraste los dos primeros párrafos, con dos frases cortas, rápidas, muy de la oralidad. Y el final, bueno también. Todo dicho sin decir nada. Lo peor para el prota es que regalar un regalo no está muy bien visto. A ver cómo se las arregla.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gustó mucho, sobre todo el final, aparece el viejo con la importancia de un personaje principal, apacible, sereno e implacable!
ResponderEliminarMe gusta el ritmo, la estructura. Me gustan los cazadores cazados. Y algunos otros detalles, como el cartel cuya advertencia dejas a la intuición, el juego al final de los dos primero párrafos, el guiño que encierra ese "canto que hace estremecer a los muertos", las notas musicales balanceándose en los barrotes de la jaula y el silencio helador del vendedor de jilgueros.
ResponderEliminarY -por equilibrar el comentario (no todo van a ser elogios)- revisaría el verbo convencer, que no me termina se sonar bien, aunque pueden ser manías mías.
Muy bueno. Un abrazo.
Me convenciste, Pedro. Pese a que no me sonó mal las veces que le releí desde que me lo dijiste me chocó. Lo he cambiado muy levemente para no tocar ritmo ni estructura.
ResponderEliminarGracias.
Interesante la ambientación, esa facilidad tuya para crear un espacio de literatura con muy pocos elementos. Me gusta también el perfil de los personajes y sus acciones tan sutilmente fantásticas. Quizás con excesiva naturalidad el protagonista intuye que la causa de la muerte de su abuelo pudo ser la posesión del pájaro. El final me gustó por lo que me pareció un salto al vacío. Luego, leyendo el comentario de Pedro, comprendí su significado. Y me gustó más.
ResponderEliminarUn admirado abrazo,
PABLO GONZ
Ahora me suena mucho mejor.
ResponderEliminarTu texto me ha hecho recordar un cuento de R.L.Stevenson incluido en "Cuentos de los mares de sur" titulado "El diablillo de la botella". En él se cuentan las desventuras de los compradores de una botella maravillosa (algo así como una lámpara de Aladino) que a la larga no lo es tanto, de la que es imposible librarse si no es vendiéndola por un precio inferior al de compra. De no ser así, la botella retorna inexorablemente a su dueño. De este modo, los personajes la van vendiendo cada vez a un precio más bajo, hasta el día en que deja de haber un precio menor y por tanto ninguna manera de desembarazarse del dichoso objeto. Algo similar (creo) al regalo de tu jilguero.
Jesús. de este cuento, que es muy bueno, dudo de la facilidad con la que el personaje descubre a los jilgueros como causantes de las muertes. No me convence, creo que ahí deberías trabajarlo más. Me costó entender el final, pero eso es porque mi cerebro es muy pequeño y está viejo.
ResponderEliminarY ya veo que este jilguero no estará solo en la jaula... ya me entiendes.
Un abrazo y hablamos.
Norberto/Hansel
Me gustó, sobretodo la frase "El jilguero trina, engarzando notas en los barrotes de la jaula como si fueran un pentagrama..."
ResponderEliminarUn saludo indio
Jo jo.. ¡Menudo regalo el del viejo!... Muy bueno el microrrelato... ¡Un saludo!
ResponderEliminarEste micro me hizo pensar en la frase de Andrés Neuman, "los personajes del microcuento caminan de perfil". Enhorabuena, Jesús.
ResponderEliminarPablo y Norberto habéis comentado lo mismo, os cuesta pasar por el aro. Tendré que revisarlo, trabajarlo más, qué odiosa palabra!
ResponderEliminarEn cuanto al final, puede que no sea culpa de tu cerebro Norberto, yo tenía mis dudas y aunque en general parece haber funcionado, yo no estoy satisfecho del todo.
Gracias a todos por vuestras aportaciones.
hola Je, nuevamente me ha encantado el micro, me gusta como describes los personajes, la situación, como mientras lo leo estoy pensando en el final que tendrá, aunque reconozco que en demasiadas ocasiones tengo que releerlo y leer los comentarios para entenderlos. A pesar de mi torpeza,estoy totalmente enganchada.Gracias. Muxuk
ResponderEliminarDe torpe nada, hermanita, parecen una tontería porque los ves pequeñitos pero los microrrelatos necesitan un lector atento y aplicado así que por lo que a mí respecta, eres la perfecta lectora de micros; y me hace mucha ilusión verte por aquí.
ResponderEliminarUn beso.
Wow! ¿Tan mal cantaban los pájaros? Jijiji... Me ha encantado Jesús, por lo sútil que es y lo bien redactado que está. Con tu permiso, lo añado a mi microteca (si no estás de acuerdo, dímelo y lo quito enseguida).
ResponderEliminarUn beso
:)
Encantado Acuática, es un honor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bravo por este último giro, Jesus, que no me esperaba en absoluto, la verdad.
ResponderEliminarA mí también me agrada ver cómo, en mitad de tu relato detienes la intriga porque ha llegado el momento de recrear literariamente una imagen...
¡Fabuloso! Un abrazo fuerte
Las imágenes que consigues crear son muy buenas, Jesús. Y lo del pentagrama me ha parecido precioso.
ResponderEliminarHola Jesus:
ResponderEliminarEl relato me gusta por la trama que configura al protagonista. Me gusta por el jilguero -su devenir en la mitología griega es interesante y hay al menos dos versiones que dan par unos cuantos micros- y me gusta por la intención que mueve al protagonista. Me gusta por el final que le has dado. El viejo parece sorprendido de que, además de él, otro se encuentre en el secreto de sus jilgueros y por eso le regala el último, el que canta mejor. El micro esta bien narrado.
El único pero que se le puede poner es algo señalado por otros comentaristas: la rapidez con que el protagonista llega a la conclusión del poder letal de aquellos jilgueros. Quizá, tendría que haber matado un poco más. Tampoco queda claro a quién pretendía regalarle ese último jilguero. De todos modos todo esto es pecata minuta.
nos seguimos leyendo
un abrazo,
salut,
hugo
Parece que hay consenso, Hugo, en que el prota es demasiado perspicaz. Por una vez haré caso de lo que me aconsejáis mucho y, comentarios incluídos, lo dejaré reposar un tiempo, a ver que me parece entonces.
ResponderEliminarComo siempre, muchas gracias por tu visita y tu rastro.
Un abrazo.
Bonita manera de ¿suicidarse? al final. Me ha recordado a mi abuelo, que tenía la casa llena de jilgueros. Me ha recordado a un relato de Sergi Pàmies en el que el prota, cada vez que escuchaba un CD, moría el intérprete.
ResponderEliminarEstremecedor. Muy tenso.
ResponderEliminarFelicitaciones, Jesús.
Saludos, Lilian
Gracias Lilian.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta pero no como otros que te he leído. Está muy bien ambientado, eso es lo que más destaco. Pero no me envíes ningún pajarillo de esos eh?
ResponderEliminar; )
Un abrazo.
Me uno a los aplausos. Un micro deliciosamente perverso. Siempre sospeché que los jilgueros no eran de fiar. Un abrazo, Jesús
ResponderEliminar