17 junio 2010

El hombre del parque

A B. le gusta ir al parque. Siempre al mismo banco, siempre a la misma hora. A B. le gusta observar a la gente, memorizar sus hábitos, sus rutinas.
B. es un tipo moreno, de estatura y peso normales. Siempre viste vaqueros y camiseta y, ahora, en invierno, una cazadora sencilla. No habla nunca si no es imprescindible y consigue pasar desapercibido, como desea.
El sólo mira, graba en su cerebro lo que ve, selecciona y elimina, busca. Sin dejar que de su rostro escape un sólo gesto.
A las cinco de la tarde el parque se llena de niños que acaban de salir del colegio. Todos ellos van acompañados por sus madres o abuelas. B. prefiere este parque a otros porque los niños y niñas casi nunca van acompañados por sus padres. Los padres se aburren pronto de las conversaciones de las mujeres, de jugar o estar pendientes de su hijo, y se acercan al primer hombre que ven para hablar de fútbol, de política, o de lo mal nacido que es el jefe. B. no sólo no tiene el problema de aburrirse en el parque sino que disfruta de su visita. Un día tras otro aprende algo nuevo, cada día añade detalles nuevos al mapa de costumbres que va creando en su cabeza. Costumbres ajenas. Costumbres de madres. Costumbres de niños.
Tras semanas de observación, sabe que la madre del niño pegón del parque también es la que más habla en el corro de madres, y la que menos pendiente está de su niño. Sabe que Ángeles y Paula, desoyen a menudo los consejos de mamá y se alejan unos cincuenta metros al este, junto a la fuente, donde se sientan al pie de un árbol. Sabe lo que merienda cada uno de los niños, quién prefiere lo dulce a lo salado, y dónde prefieren ocultarse cuando juegan al escondite.
En invierno anochece temprano. No son ni las seis de la tarde y el día va perdiendo una claridad apenas suplida por las farolas.
Las madres comienzan a batirse en retirada. Llaman a sus hijos y gritan que es hora de ir a casa, a bañarse, a cenar. A descansar. En unos minutos sólo un niño se balancea en los columpios. B. se levanta del banco, más ágil de lo que hasta ahora parecía y se dirige hacia él. El niño lo mira, frena el balanceo y baja del columpio. B. le tiende una mano que el niño coge sin dudar.
-Es tarde cariño. Mamá nos espera.

19 comentarios:

  1. Me ha gustado esa mirada de B. Cómo lo capta todo y disfruta con ello.

    Abrazos.

    Se te ha colado un a penas por un apenas.

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  2. Hola Lola, gracias por la visita. Sí, será que lo conozco bien, pero a mí también me gusta la mirada de B.

    Un abrazo

    Gracias por el apunte. Originalmente era "a duras penas" y al corregirlo...

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  3. Has pintado un cuadro costumbrista muy actual. Me ha gustado mucho esa personal manera de mirar de B y de sentirse.

    Un abrazo

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  4. Un poco fuera de mi línea, Maite, pero hay que probar de todo.

    Un abrazo

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  5. Este relato lo conozco del antiguo blog.
    Ya entonces me gustó, crea inquietud y me sineto muy identificada con ese padre B. Observar, observar simpre observar. Luego surgen relatos como este.

    Saludo

    R.A.

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  6. Pues para mí es muy inquietante, la verdad. Tanto el desarrollo como el final. Me deja dudando en todo momento. Sin olvidar que la forma de pintar con palabras ese cuadro del parque me encanta, por supuesto. Un gran estilo para mi gusto, Jesús, como siempre.
    Un abrazo

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  7. A ti no te pillo Rosana. Lo colgué otra vez porque a mí me gusta pero en su momento no fue comentado; gracias por hacerlo esta vez.

    Hola Alberto, esa era la idea, crear inquietud, cómo las cosas a veces parecen lo que no son y lo contrario. Gracias por tu generosidad.

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  8. Huy, pues eso fue un fallo(lo de no comentar) porque lo recordaba y me gustó. Es más lo publicaste en septiembre u octubre.(Estoy en modo robot :DDDD)

    Agur

    R.A.

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  9. Muy bueno. Como comentan, la atmósfera es inquetante aunque mi lectura es de un final feliz.

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  10. Estoy de acuerdo contigo José Antonio. A mí me da también que el final será feliz.

    Un abrazo

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  11. Huy,pues se me pasaría comentártelo(disculpas). Recuerdo además que lo publicaste en septiembre u octubre.

    Agur

    R.A.

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  12. Muy buen micro Jesus , te deja pensando en un final no muy santo.
    Un abrazo

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  13. Sí, la tensión es muy buena, atrapas al lector. Y el final, mucho mejor, genial.

    Un abrazo

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  14. Destaco la atmósfera que creas con muy pocos detalles. El ritmo es más pausado que en tus otras creaciones, supongo que para adaptarlo a una longitud un poco mayor de lo habitual. Un punto más lento y tienes lenguaje para afrontar la escritura de cualquier novela.
    Un abrazo,
    PABLO GONZ

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  15. La atmósfera causa inquietud, pero me defrauda un poco el final. Lo he leído un par de veces, intentando encontrar una segunda lectura, pero no lo he encontrado.

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  16. Entiendo tu sensación, Xuan, tal vez se queda en escena y poco más, no lo sé.

    Gracias por la visita y por dejar huella.

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  17. Hola Jesús, a mí me pasa un poco como a Xuan, quizá es un relato un pelín tramposillo en cuanto a que das a pensar que el prota es una cosa y luego es un padre amantísimo (creo que yo también conozco a B) Otras dos cosas: esta frase "Sin dejar que de su rostro escape un sólo gesto" no me cuadra, en todo caso so se le escaparía a su lirada, no a su rostro, ¿no? Si es que lo he entendido bien. Y la segunda: el hecho de que utilices la letra B para llamar al protagonista despiesta mucho cuando va acompañada de la letra A mayúscula dos veces al principio, y me pareció que el protagonista se llamaba AB, no B, pero bueno, quizá sea porque lo leí rápido, y lo he tenido que leer dos veces. Espero que te sirva de algo. Un abrazo.

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  18. Me parece que el hijo de B. va ha ser un B. de mayor.
    El relato me ha tenido en tensión hasta el final porque creía que B. era un pedófilo. Buen giro final y muy bien narrado todo.
    Un abrazo

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  19. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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