19 abril 2010

Electricidad estática

Entro en el metro con los cascos puestos, con el chisporroteo de la radio en mis oídos, incapaz de sintonizar ninguna emisora. Cierro los ojos y merodeando alrededor de la estática capto voces, primero, y después las oigo con claridad. Psicofonías directas del averno, sin duda. O, tal vez, sólo sea mi vecina de asiento, contando sus desdichas y mezquindades a una amiga que, pese a todo, parece más viva que muerta.

3 comentarios:

  1. Hola Jesús:
    Yo creo que tu protagonista estuvo lento. Tendría que haber grabado aquellas voces, quizá se hubiera enterado de cosas harían palidecer a Poe o a Dostoievsky. Las señoras que uno se encuentra en el metro suelen tener unos "fondos de armario" que dan para antologías y antología y antologías de "amor, pasión y terror".

    El micro tiene una buena idea de arranque, aunque quizá pide que le tensen un poco más la trama.
    Los encuentros fugaces en el metro o el autobús siguen siendo una cantera inagotable a la hora de narrar...
    ¡Qué no decaiga Jesús!

    salut,
    hugo

    ResponderEliminar
  2. Pues sí, hay que ir siempre con el radar puesto, que nunca se sabe de dónde puede salir el próximo micro. Abundando en el tema, te recomiendo este adictivo blog: http://juanberriofrases.blogspot.com/

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. El metro da mucho de sí, es una galería de personajes muy vivos, sobre todo si uno lo ve desde el punto de vista de un muerto.

    ResponderEliminar

Este blog forma parte de la ABLACC (Asociación de Blogs Literarios que Aceptan Crítica Constructiva). Así que despáchate a gusto, pero explícame tus razones.

Comparte