Bicho gafoso de mierda, le dije. Entonces me miré en los cristales de sus anteojos y vi al cucaracha, como me decían entonces por ir siempre vestido de negro. Vi mis dientes torcidos y recordé a los niños llamándome tiburón y huyendo de mi lado como si temieran que los fuera a devorar allí mismo. Vi mis brazos largos, mis piernas arqueadas y recordé cómo me decían maguila gorila.
Pero, al fin, era yo el que tenía cogido al bicho de la pechera y no podía echarme atrás. Porque si lo hacía a la cucaracha, el tiburón y maguila tendría que añadir el gallina.
*Otro de tantos intentos fallidos. No es fácil llegar a la final en este concurso, pero por probar que no quede.
Menudo zoo está hecho tu protagonista, Jesús. En tu defensa, constatar que en el concurso de la Ser es muy difícil acceder a la final. De todos modos, buen intento.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, pensé titularlo "El zoo". A lo mejor lo acabo haciendo.
ResponderEliminarSaludos Víctor.