Hemos
comenzado a aceptar cesiones de particulares en el depósito de coches,
sólo exigimos que tengan los papeles en regla. Así, ciudadanos de toda
condición nos traen ancianos que ya no tienen plaza en la residencia,
hombres y mujeres de mediana edad a los que nadie quiere contratar e
incluso niños de familias numerosas (con dos o más hijos) afectados por expedientes de
regulación domésticos. A veces un banco ejerce sus derechos y se lleva a
alguno de los cedidos para saldar las cuentas pendientes; para que limpien
las oficinas o repartan publicidad. Lo cierto es que ya nos va bien
porque el espacio comienza a escasear y nos vemos obligados, por
mantener el orden, a colocarlos de pie.
Veo que has rescatado el micro que colgaste el 15 de octubre, Jesus... Algo parecido he hecho yo. No tuve tiempo de escribir nada nuevo, así que lo que sea para participar en esta segunda jornada. Menudo futuro planteas: espero que el tiempo no te dé la razón. Abrazos.
ResponderEliminarLlevo ya cinco leídos y me estos indignados, y me están dando unas ganas de volver a la cama, apagar la luz, dormirme y ver si es sólo una pesadilla todo lo ocurrido desde que aquel negó lo de la crisis hace unos años...
ResponderEliminarQué ironía más dolorosa, la tuya, Jesús.
Tremendo grito has lanzado. Aparcar a las personas como objetos de deshechos, y aún así les perdiguen para pagar deudas. El límite lo ponemos nosotros, ¿pero cuándo?.
ResponderEliminarNos tratan como a mercancía. Unos estraperlistas, eso es lo que son.
ResponderEliminarSaludos.
Pues eso ya se puede ver en residencias y hospitales, el otro día el Hospital de La Palma ingresó a una mujer que no fueron a recoger después de darle el alta en urgencias.
ResponderEliminarUn abrazo indignado
Explosión de acidez amasada con rabia contenida palabra tras palabra.
ResponderEliminarNo somos nada...o peor.
Saludos!
Jugamos con los imposibles futuros lejanos para construir las historias, llevando al extremo las tendencias... pero esta que compartes hoy puede no ser tan lejana ni tan imposible. Nos abocan, abocamos -ellos y nosotros mismos- a situaciones parecidas y apenas si reaccionan unos pocos, y me pregunto si llegado el momento dejaremos que suceda, por lo mismo que dejamos que sucedan el resto de situaciones incomprensibles con las que convivimos últimamente.
ResponderEliminarCuanto daño han hecho el "mas vale pájaro en mano que ciento volando" y la puta "virgencita virgencita que me quede cómo estoy"...
Bueno. corto que se me hinchan las venas. Gracias por compartir y dejarnos mirar por ese agujerito que deja entrever un futuro que no tenemos tan lejos cómo creemos.
Un abrazo Jesús.
Quiero irme de aquí creyendo que esto es ficción, solo ficción, aunque por ahí se cuela la duda de que ya está pasando.
ResponderEliminarTremendo tu micro.
Besitos
Buf! vaya micro. Lo peor es la duda que se me plantea de que esto no vaya a suceder en un futuro. Muchísimas gracias por este tipo de relatos que remueven y mueven a seguir luchando para que esto no sea posible.
ResponderEliminarBesos,mil,
Carmen.
Gracias por participar.
ResponderEliminarUn final escalofriante ese ponerlos de pie.
Te esperamos el 3 de mayo en la última jornada.
Nos vemos en la alambrada
Sí, como dice Miguel, un final escalofriante... Sin embargo, cierro los ojos y veo a todos esos hombres apretados, "apoyados" los unos contra los otros y de pie... una legión de hombres exhaustos pero EN PIE. Eso quiero creer, pero tal vez solo sea porque me "colocaron" demasiadas veces frente a películas de Walt Disney con finales imposibles y felices... ¡un gran micro! Un saludo
ResponderEliminarDominique
Muy fuerte, Jesús. Ya imagino la de pestilencias del aparcamiento, la de auras sobrevolando y picoteando, los esqueletos del fondo, los más antiguos... ¿A quién el importamos...?, digo, si acaso le importamos a alguien, si acaso a nosotros mismo o tampoco.
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