05 octubre 2009

Alternativa


Frankenstein cogió a la niña de la mano. Pasó de largo junto al lago, algo le decía que era mejor evitarlo, y entró con la pequeña en un huerto cercano. Vio un fresal y se agachó para recoger el delicioso fruto, rojo y jugoso. La niña abrió su boquita y disfrutó de la fresa, color de fresa, como a ella le gustaba. Recorrieron juntos el huerto y mientras Frankenstein recogía fresas, cerezas, ciruelas, albaricoques, peritas de sanjuán, la niña las iba engullendo de un solo bocado; tan sólo abría la boca y las devoraba, una tras otra, sin aparente fatiga ni hartazgo. Frankenstein la miraba divertido, ignorante de lo difícil que era ir junto a una niña capaz de tragar de aquella manera pero satisfecho por la sensación que tenía de que había hecho bien alejándose del lago. La recolecta prosiguió del mismo modo que la ingestión masiva de frutas cada vez más grandes, por aquella niñita tan mona, tan pequeña y tan tragona. Por fin Frankenstein llegó a un campo de sandías. Miró aquellos grandes balones de interior carnoso, comparó lo que veía en el campo con el tamaño de la boca de su amiguita y sonrió. Recogió la más grande, la más pesada y la llevó hasta la niña. Apoyó la sandía en la boca de ella de modo que casi ni se la veía, y cuando creía que la pequeña sería aplastada por la fruta, sintió cómo algo cedía, vio cómo la madíbula de la niña se desencajaba, comenzaba a dilatarse hasta que la sandía comenzó a atravesar su boca, a recorrer su cuerpecito por dentro, por las entrañas, hasta que se instaló en el vientre hinchándolo y pesándole tanto que la niña quedó sentada, de culo, bamboleándose como un tentetieso.

3 comentarios:

  1. Muy bueno, Jesus. Imaginativo y con cierto toque de misterio.

    Un abrazo.

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  2. Genial, como siempre, me ha gustado mucho.

    Un abrazo.

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  3. Muchas gracias María. No sé por qué, últimamente me ha dado por los niños. Me pasaré por tu blog.

    Mar, veo que has vuelto a publicar y no sabes lo que me alegro. Según acabo este comentario me paso por tu casa virtual.

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