04 junio 2013

Los faroles

El encargado de encender los faroles alargó la vara; la llama alcanzó la mecha y un resplandor amarillento tiñó los vidrios del farol.
El hombre dejó caer la vara, después se la puso al hombro como una lanza y acto seguido miró el horizonte. Entonces, un poco hastiado, aunque diciéndose que el trabajo es el trabajo y hay que cumplirlo, se aprestó a atravesar los dos mil kilómetros de desierto que lo separaban del segundo farol que debía encender.

Jacques Sternberg
Cuentos glaciales
Trad. Eduardo Berti

1 comentario:

  1. Es muy bueno. No lo conocía.

    Gracias por traerlo, Jesús.

    Un abrazo,

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